Os voy a contar una historia:
Un día en que todo se acababa tuve un precioso sueño, tenía que proteger a mi madre, la quería cuidar y mimar. No quería que estuviese triste.
En mi sueño aparecían muchas personas de mi familia, sobre todo los niños, porque en realidad ellos eran los protagonistas.
Los niños se encargaban de recoger hadas, las hadas aparecían cuando daban un beso a una persona mayor. Trabajaban de noche, porque no los podían ver los mayores. Tenían el poder de parar el tiempo y correr a esconderse si estaban a punto de ser atrapados por los mayores.
Las hadas tenían categorías, si dabas un beso a una madre, el hada era menor, si dabas un beso a una abuela el hada era más poderosa. Pero la súper hada era la que conseguías dando un beso a una bisabuela.
Como mi madre es bisabuela, todos los niños querían darle besos para conseguir las súper hadas que tenían poderes infinitos.
Tan infinitos eran sus poderes que incluso podían curar a los enfermos, y es que precisamente ese era mi afán en este sueño. Yo que estaba en una situación muy grave quería ponerme bien y mi subconsciente pedía ayuda a los niños, sobre todo a Montse y Carles y a mi madre para que me sacaran de esa situación.
Como podéis ver el sueño tuvo un final feliz ya que si no, no estaría escribiendo esta historia.
Joana